PLAZA MAYOR
PLAZA MAYOR
Es una típica plaza manchega siendo como es lógico el centro de la vida social de la localidad, y además concentran todos los poderes.
El edificio más sobresaliente es la iglesia de San Andrés, a la que está adosada la casa Rectoral. Edificios que representan el poder eclesiástico, tan importante en otros tiempos.
IGLESIA DE SAN ANDRÉS
La Iglesia de San Andrés, manierista, fue construida en el siglo XVI, sobre la antigua ermita de La Moraleja.
Muy interesantes son sus tres portadas, dos platerescas y la principal clasicista. Ésta se enmarca por un profundo arco de medio punto, posee dobles columnas dóricas sobre plinto que soportan un entablamento que a su vez sirve de base a un templete de columnas jónicas y frontón partido con el escudo de los Austrias y figura de San Andrés con la cruz aspada. Se fecha en 1612.
En el interior se aprecia una síntesis de estilos artísticos. Es un proyecto gótico de planta de cruz latina, dividida en tramos cubiertos por bóvedas de crucería, y capillas laterales: la perteneciente a los Caballeros de la Orden de Santiago (de 1593); la capilla funeraria de los Bustos, la más antigua, donde estuvo enterrado durante 150 años Francisco de Quevedo; Capilla de Santo Tomás (de 1668), y Capilla del Santísimo de 1670. La torre es de estilo herreriano dividida en cuatro cuerpos y rematada por chapitel de pizarra. Fue construida en 1683 por Juan Ruiz Hurtado.
En 1955 se descubrió una cripta de gran interés datada en 1646, realizada en honor de Santo Tomás. Su púlpito es un bello ejemplo plateresco totalmente recubierto de relieves en sus cuatro caras (con ánforas, ave fénix, esfinges, etc.)
Edificio columnado de Jamila
Yacimiento en una pequeña meseta sobre el río Jabalón que al menos tuvo tres grandes fases. La más llamativa es un gran edificio de planta rectangular (55x35 m aprox.) orientado al Este y compuesto por un gran espacio principal y una nave lateral alargada de época medieval (siglo XIII). Este espacio –de unos 460 m2– está recorrido por 14 grandes columnas cilíndricas centrales y sólo era accesible desde el interior.
BLASÓN DE VILLANUEVA DE LOS INFANTES
Escudo cuadrilongo de base redondeada (español) En campo de plata, la cruz de la orden de Santiago, acompañada en el flanco diestro de las armas de Aragón y de León, y en el siniestro de las de Castilla y Aragón. Corona de príncipe.
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En el término municipal de Villanueva de los Infantes hay numerosos testimonios de poblamiento ibérico oretano, romano altoimperial y tardorromano. No obstante, en el emplazamiento de la misma localidad no hay testimonios de ningún dato arqueológico con una cronología anterior a la Edad Media. Recientemente también se ha desmentido la supuesta existencia de la colonia romana de Anticuaria Augusta, supuestamente fundada por el liberto Marco Ulpio Gresario (CIL 3235), tal y como señala una leyenda.
El poblamiento de Villanueva de los Infantes parece derivar de la confluencia de las poblaciones medievales de La Moraleja, Jamila y el Castillo de Peñaflor. Jamila, situada frente al santuario de la Virgen de la Antigua, es un edificio columnado que, aunque tiene orígenes ibéricos, fue monumentalizado entre los siglos XIII-XIV. Según excavaciones recientes, el edificio se abandonó y acabó incendiado, lo cual puede coincidir con que a mediados del siglo XIV tanto la población de Jamila como la de Peñaflor se trasladaran a La Moraleja por razones de salubridad.
La Moraleja fue aldea dependiente de Montiel hasta que se convirtió en villa independiente el 10 de febrero de 1421 gracias al privilegio dado por el maestre de Santiago e infante de Aragón, Don Enrique. Según Carlos J. Rubio, el maestre dio este privilegio con fines políticos y también dio a la villa el primer nombre de Villanueva del Infante, que no fue aceptado por los enemigos de D. Enrique. En 1480 el maestre don Alonso de Cárdenas acabó con la controversia mandando que se llamase Villanueva de los Infantes en alusión a D. Enrique y sus hermanos.
Esta villa siguió creciendo y fue proclamada capital del Campo de Montiel (histórico) por Felipe II en 1573, momento en el que se establecieron la vicaría y la Gobernación. Figuras como Santo Tomás de Villanueva, el humanista Bartolomé Jiménez Patón, el artista Francisco Cano o grandes iconos culturales como Quevedo, Cervantes y Lope de Vega convirtieron la villa en un importante foco cultural y espiritual.
Con un relevante papel estratégico y militar en la Guerra de la Independencia, estuvo bajo dominio francés desde el 1 de enero de 1810, aunque este dominio duró menos de dos años. Tras ser recuperada, en ella se instaló la Junta Superior de La Mancha.
La decadencia de la población se inició a mediados del siglo XIX, al ser desposeída de su antigua gobernación en 1834 y de la vicaría en 1875. En 1895 la regente María Cristina le concedió el título de ciudad y ya en el siglo XX, en 1974, fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y en 2004 considerada "El lugar de la Mancha" de Don Quijote por un equipo de la Universidad Complutense liderado por el doctor en sociología, natural de Villanueva de los Infantes, Francisco Parra Luna.1
Yacimientos arqueológicos
Edad del Cobre: Alrededor de Villanueva de los Infantes encontramos restos prehistóricos de poblaciones de la Edad del Cobre e inicios de la Edad de Bronce de gran valor en la Meseta Sur, como El Castillón, el Cerro de los Conejos o el Arroyo del Toril, con cronologías entre el 2500-1200 a. C. aproximadamente. Destacan cerámicas campaniformes, ciempozuelos, puntilladas, etc., industria ósea y elementos de prestigio como ámbar o marfil. Todo ello y su ubicación en el valle del río Jabalón -sobre las vías naturales este-oeste y norte-sur- parece indicar la existencia de importantes relaciones con otras regiones peninsulares.
Antigüedad: Igualmente, el periodo ibérico -oretano, siglos V-I a. C.- y la posterior presencia romana en el valle del río Jabalón confirman la fertilidad del hábitat, cuanto menos hasta el siglo V d.C.
Edad Media: De este periodo destaca el Edificio columnado de Jamila (siglos XIII-XIV). La mayor parte del yacimiento fue excavado arqueológicamente a finales de los años 90 del siglo XX por el Proyecto Arqueológico "Entorno Jamila". El yacimiento destaca por tener tres sectores: en el lado meridional se encuentra una estancia alargada con una columnata monumental (14 columnas de un metro de diámetro). En el espacio central se han encontrado distintas estructuras, entre otros, un gran silo que pudo tener la función de pozo. El tercer sector es un casa con hogar, poyo y horno, situada al norte, para lo cual se reaprovechó el material anterior. Esta misma fase utilizó y colmató el pozo como basurero. Se han vertido distintas interpretaciones a este edificio: de carácter religioso y de carácter económico-administrativo. Sobre la función religiosa esta hipótesis ha evolucionado desde las primeras teorías vertidas por el Proyecto "Entorno Jamila", que asoció en un principio este edificio a ser un mausoleo romano dedicado a Marco Ulpio Gresiano, un liberto de Trajano, y, tras haber recibido numerosas críticas científicas, actualmente propone que el edificio albergó una ermita cristiana de carácter monumental y dedicada a Nuestra Señora de Jamila, antecedente del santuario actual de Ntra. Sra. de la Antigua. Tras su final dramático, incendiada, se construyó la mencionada casa central a modo de cortijada. Esta teoría se fundamenta a partir de algunos hallazgos arqueológicos, si bien sigue considerándose fantasiosa desde el mundo académico. En relación a las funciones administrativas, la hipótesis inicial partió de Carmen García Bueno, al considerar este edificio con las funciones de almacén o pósito, de las cuales proceden las últimas teorías, formuladas por Carlos J. Rubio, de ser este edificio un ejemplo de las muchas casas de bastimento que poseía la Orden de Santiago para la explotación rural del territorio y con la cual dicha Orden Militar ejercía su poder señorial.
Paralelamente a Jamila, algo más cerca de Villanueva de los Infantes, se erigió en el cerro de El Castillón el núcleo de Peñaflor. Se trata de una aldea en alto y fortificada con una muralla-cerca de mampostería. A pesar de que está muy arrasada -apenas queda el aljbe y parte de la cerca excavada en los años 80-, se ha podido estudiar algunas partes de su necrópolis, confirmando las dataciones del siglo XIII. No obstante, el lugar perduró como "fortaleza" (lugar de refugio) de los habitantes de Villanueva de los Infantes como poco hasta principios del siglo XVI.
Edad Moderna: De esta etapa destaca el puente de Triviño, una estructura pontuaria de más de 100 metros, 6 arcos y casi 5 metros de calzada. En 1786 sufrió una gran reconstrucción de la que lo que hoy se ve es su mayor exponente. Se cree que este puente pudo tener un origen romano.
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