Castillo de Almansa
La construcción original pudo corresponder a los almohades, los cuales solían utilizar la técnica del tapial para sus edificaciones defensivas. Sin embargo, los restos de muros de tapial conservados en este castillo, interpretados tradicionalmente como procedentes de la la época almohade, fueron levantados durante las primeras décadas del dominio cristiano, a finales del siglo XIII o principios del XIV, tal y como demostraron las diferentes analíticas realizadas en 2008 con motivo de su restauración.
El castillo de noche
Castillo de Almansa.
En 1294 don Juan Manuel heredó de su padre (Manuel de Castilla) el señorío de Villena, que más tarde pasaría a ser marquesado, en el que estaba incluido Almansa. Don Juan Manuel concedería numerosos privilegios y mercedes a la entonces villa de Almansa, ratificados por distintos monarcas castellanos y aún continuados por los marqueses de Villena.
Estación de Almansa
Hospital General de Almansa
Fachada de la iglesia arciprestal de la Asunción
Fachada de la iglesia del convento de las agustinas
Santuario de Belen
Fachada de la iglesia del convento de las agustinas
Santuario de Belen
En él destaca su templo barroco, levantado en el siglo XVII, de planta rectangular, coro alto a los pies y magnífico retablo barroco de principios del siglo XVIII; es interesante el camarín construido en ese mismo siglo, con cúpula y vistosas pinturas murales y pavimento de buena azulejería. Las construcciones anejas son esencialmente de la misma época dieciochesca.
Fue edificado para albergar la imagen de Nuestra Señora de Belén, patrona del municipio.
Fue declarado Bien de Interés Cultural el 11 de enero de 1991. Identificador del bien otorgado por el Ministerio de Cultura de España.
patio interior del palacio de los condes de Cirat
El palacio fue construido para Alfonso de Pina, miembro influyente de la nobleza almanseña. Desde el siglo XV la familia de Ximén de Pina se encontraba en Almansa, provenientes de los caballeros aragoneses que acompañaron al rey Jaime I de Aragón en la conquista del Reino de Valencia.
Fue declarado Bien de Interés Cultural el 2 de noviembre de 1990.
Torre del reloj
Teatro Regio
Monumento al zapatero
Escudo de almansa
Escudo cuadrilongo de base circular, partido. 1º, de azur, un castillo, de oro, mazonado de sable y aclarado de gules, sobre peñas de su color, surmontado de dos manos aladas, de plata, con una espada de oro, enfrentadas. 2º, de gules, un obelisco, de plata, acolado de seis banderas y sumado de un leon, de oro, armado de una espada y coronado. Al timbre, corona real cerrada.
Los testimonios más relevantes del pensamiento de los grupos humanos prehistóricos corresponden a los dos abrigos con pinturas rupestres prehistóricas conocidos hasta el presente: «Barranco del Cabezo del Moro» y «Cueva de Olula».
El primero fue descubierto en 1984 por José Luis Simón y el segundo, que se halló de forma casual hacia 1990, por Pedro Más Guereca. Este último contó con una nueva aportación, una representación femenina, localizada por Alexandre Grimal Navarro, en 2000. Con la presencia de varios arqueros, algún animal y la representación de hasta tres mujeres, estas importantes muestras de las creencias de los grupos cazadores (10 000 años antes del presente) forman parte del llamado arte levantino.
Almansa dejó de pertenecer a la taifa de Murcia probablemente durante el reinado de Fernando III «el Santo», padre de Alfonso X «el Sabio», hacia el año 1244, en virtud del tratado de Alcaraz (año 1243) por el que la Corona de Castilla imponía su dominio sobre la taifa musulmana.
Fue precisamente el 28 de marzo de 1244 cuando se rubricó el tratado de Almizra entre el infante don Alfonso de Castilla y el rey Jaime I de Aragón, por el que se establecieron los límites entre los dos reinos cristianos, «quedando Almansa, Jorquera y su entorno del Júcar, el valle de Ayora con Cofrentes y Jarafuel, Caudete, Villena y Sax de parte castellana». Sin embargo, una vez ocupada definitivamente la taifa de Murcia, Almansa pasó a formar parte del Reino de Murcia según se observa en un documento del año 1257, en el que se dice: «... son de parte del Regno de Murçia, Xorquera, e Ayora, e Almansa, a Vees, e Chinchilla...».
El marquesado, al igual que el señorío tras el tratado de Almizra, perteneció a la Corona de Castilla, hasta el año 1395 en que el marquesado pasó a formar parte de la Corona de Aragón, dentro del Reino de Valencia.
En 1444, el príncipe Enrique (futuro Enrique IV de Castilla), ante la confusa situación jurídica del señorío de Villena, autorizaba a Alfonso Téllez Girón a ocupar las villas que lo conformaban (Almansa, Chinchilla de Monte-Aragón, Villena, etcétera). Posteriormente otorgaría el dominio del territorio al hijo de éste, y futuro valido durante su reinado, Juan Pacheco.
El 20 de diciembre de 1452, Juan II de Castilla le confirmó en el señorío de la villa de Almansa, cuya merced había concedido el 3 de septiembre de 1445 a su padre Alfonso Téllez Girón «con derecho a heredamiento», aunque esta donación no fue a petición de su padre y se menciona que la merced fue hecha «por los muchos y buenos, leales y señalados servicios que vos D. Juan Pacheco, hijo mayor, legítimo heredero de Alfonso, mi vasallo que fue de mi consejo.»
Juan Pacheco fue el marqués de Villena y su figura fue trascendental para la villa de Almansa, pues fue el quien le dio la morfología actual al castillo de Almansa.
Los Reyes Católicos anexionaron definitivamente este marquesado a la Corona de Castilla, dentro del Reino de Murcia en 1476. Aun así, el marquesado fue un auténtico «estado medieval» hasta finales del siglo XVI.
El príncipe Felipe de Francia (duque de Anjou) y el archiduque Carlos de Austria (ambos extranjeros) querían acceder al trono, y se inició la guerra, contando ambos con la intervención de sus respectivos aliados europeos.
Como resultado de la batalla de Almansa, Felipe de Anjou vio abierto el camino hacia Valencia, aunque el triunfo no fue decisivo pues la guerra no concluyó hasta 1713, con el Tratado de Utrecht.
Desde 1778 y por merced de Carlos III esta antigua villa pasó a titularse ciudad.
En 1833 se creó la provincia de Albacete, incluyendo en ella a Almansa. Esta provincia formó parte de la región histórica de Murcia, hasta la creación de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en 1982.
A mitad del siglo XIX dos acontecimientos cambiarían el desarrollo del municipio definitivamente, dejando atrás una sociedad agrícola y ganadera de subsistencia, y naciendo una nueva clase obrera, además de la creación de un incipiente comercio, transformando la ciudad no solo desde el punto de vista económico, sino también social y político.
Por un lado la construcción del ferrocarril. Entre 1857 y 1859 el municipio quedó comunicado por este medio con las ciudades de Madrid, Alicante y Valencia. La estación de Almansa fue una de las más importantes del sureste español, generando mucha mano de obra y surgiendo una clase obrera.
Por otro lado, a partir de la puesta en marcha de la fábrica Calzados Coloma, la cual se constituyó en un referente a nivel nacional y de toda Europa, la fabricación de calzado de caballero de alta calidad para la exportación fue el motor económico del municipio. Ya en 1913 Almansa se convirtió en el segundo productor de calzado de toda España, tan sólo superado por Barcelona. En 1930 esta empresa empleaba a más de 1.200 trabajadores, de los cuales la mitad eran mujeres, creándose más clase obrera. Tras su desaparición en 1954 (la empresa existió durante casi cien años), permitió que sus trabajadores crearan sus propias fábricas de calzado.
Llegado el final de la Guerra Civil en abril de 1939, Almansa albergó un campo de concentración franquista para prisioneros republicanos. A pesar de la destrucción de documentos militares realizada por la Dictadura, en el archivo municipal consta el pago que hizo el Ayuntamiento de un lote de papel «suministrado al campo de concentración».
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El primero fue descubierto en 1984 por José Luis Simón y el segundo, que se halló de forma casual hacia 1990, por Pedro Más Guereca. Este último contó con una nueva aportación, una representación femenina, localizada por Alexandre Grimal Navarro, en 2000. Con la presencia de varios arqueros, algún animal y la representación de hasta tres mujeres, estas importantes muestras de las creencias de los grupos cazadores (10 000 años antes del presente) forman parte del llamado arte levantino.
Almansa dejó de pertenecer a la taifa de Murcia probablemente durante el reinado de Fernando III «el Santo», padre de Alfonso X «el Sabio», hacia el año 1244, en virtud del tratado de Alcaraz (año 1243) por el que la Corona de Castilla imponía su dominio sobre la taifa musulmana.
Fue precisamente el 28 de marzo de 1244 cuando se rubricó el tratado de Almizra entre el infante don Alfonso de Castilla y el rey Jaime I de Aragón, por el que se establecieron los límites entre los dos reinos cristianos, «quedando Almansa, Jorquera y su entorno del Júcar, el valle de Ayora con Cofrentes y Jarafuel, Caudete, Villena y Sax de parte castellana». Sin embargo, una vez ocupada definitivamente la taifa de Murcia, Almansa pasó a formar parte del Reino de Murcia según se observa en un documento del año 1257, en el que se dice: «... son de parte del Regno de Murçia, Xorquera, e Ayora, e Almansa, a Vees, e Chinchilla...».
El marquesado, al igual que el señorío tras el tratado de Almizra, perteneció a la Corona de Castilla, hasta el año 1395 en que el marquesado pasó a formar parte de la Corona de Aragón, dentro del Reino de Valencia.
En 1444, el príncipe Enrique (futuro Enrique IV de Castilla), ante la confusa situación jurídica del señorío de Villena, autorizaba a Alfonso Téllez Girón a ocupar las villas que lo conformaban (Almansa, Chinchilla de Monte-Aragón, Villena, etcétera). Posteriormente otorgaría el dominio del territorio al hijo de éste, y futuro valido durante su reinado, Juan Pacheco.
El 20 de diciembre de 1452, Juan II de Castilla le confirmó en el señorío de la villa de Almansa, cuya merced había concedido el 3 de septiembre de 1445 a su padre Alfonso Téllez Girón «con derecho a heredamiento», aunque esta donación no fue a petición de su padre y se menciona que la merced fue hecha «por los muchos y buenos, leales y señalados servicios que vos D. Juan Pacheco, hijo mayor, legítimo heredero de Alfonso, mi vasallo que fue de mi consejo.»
Juan Pacheco fue el marqués de Villena y su figura fue trascendental para la villa de Almansa, pues fue el quien le dio la morfología actual al castillo de Almansa.
Los Reyes Católicos anexionaron definitivamente este marquesado a la Corona de Castilla, dentro del Reino de Murcia en 1476. Aun así, el marquesado fue un auténtico «estado medieval» hasta finales del siglo XVI.
El príncipe Felipe de Francia (duque de Anjou) y el archiduque Carlos de Austria (ambos extranjeros) querían acceder al trono, y se inició la guerra, contando ambos con la intervención de sus respectivos aliados europeos.
Como resultado de la batalla de Almansa, Felipe de Anjou vio abierto el camino hacia Valencia, aunque el triunfo no fue decisivo pues la guerra no concluyó hasta 1713, con el Tratado de Utrecht.
Desde 1778 y por merced de Carlos III esta antigua villa pasó a titularse ciudad.
En 1833 se creó la provincia de Albacete, incluyendo en ella a Almansa. Esta provincia formó parte de la región histórica de Murcia, hasta la creación de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en 1982.
A mitad del siglo XIX dos acontecimientos cambiarían el desarrollo del municipio definitivamente, dejando atrás una sociedad agrícola y ganadera de subsistencia, y naciendo una nueva clase obrera, además de la creación de un incipiente comercio, transformando la ciudad no solo desde el punto de vista económico, sino también social y político.
Por un lado la construcción del ferrocarril. Entre 1857 y 1859 el municipio quedó comunicado por este medio con las ciudades de Madrid, Alicante y Valencia. La estación de Almansa fue una de las más importantes del sureste español, generando mucha mano de obra y surgiendo una clase obrera.
Por otro lado, a partir de la puesta en marcha de la fábrica Calzados Coloma, la cual se constituyó en un referente a nivel nacional y de toda Europa, la fabricación de calzado de caballero de alta calidad para la exportación fue el motor económico del municipio. Ya en 1913 Almansa se convirtió en el segundo productor de calzado de toda España, tan sólo superado por Barcelona. En 1930 esta empresa empleaba a más de 1.200 trabajadores, de los cuales la mitad eran mujeres, creándose más clase obrera. Tras su desaparición en 1954 (la empresa existió durante casi cien años), permitió que sus trabajadores crearan sus propias fábricas de calzado.
Llegado el final de la Guerra Civil en abril de 1939, Almansa albergó un campo de concentración franquista para prisioneros republicanos. A pesar de la destrucción de documentos militares realizada por la Dictadura, en el archivo municipal consta el pago que hizo el Ayuntamiento de un lote de papel «suministrado al campo de concentración».
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