Socuellamos (Ciudad Real)Castilla La Mancha

 


 Vista general


 Antigua estación de tren de Socuéllamos (hasta 1997)

 Ayuntamiento de Socuéllamos

Palacio de la Encomienda

 Ermita de Nuestra Señora de Loreto

 Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

 Interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

 Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

 Iglesia de San José

 Monumento al Mirage F1.
El día 13 de mayo de 2010 en Socuellamos, se llevo a cabo la inauguración del avión Mirage F-1 (concretamente el 14-52) que fue donado por el Ejercito del Aire a dicha localidad. El aparato que procedía de la Base Aérea de Albacete en Los Llanos fue montado en la rotonda Virgen de Loreto, que es además la patrona de la villa, junto a la ermita.

 Museo Torre del Vino

 Estación de ferrocarril de Socuéllamos

 Capilla de María Inmaculada

 Plaza de la Constitución

 Teatro Auditorio Reina Sofía

Villa María

Centro de Arte Carmen Arias


Plaza de toros
Monumento al Podaor




Escudo de Socuéllamos



Escudo cuadrilongo de base redondeada: Tres cuarteles: el superior de la derecha es una TORRE sobre fondo verde y el de la izquierda una CRUZ DE SANTIAGO sobre fondo azul; el cuartel inferior, de menor tamaño, posee en la parte baja central un RACIMO DE UVAS sobre fondo rojo. Al timbre corona real cerrada.
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El origen de la actual población de Socuéllamos hay que situarlo en la una elevación del Córcoles, cerca de una laguna que existió hasta el siglo XX que recibía el nombre de La Hoyuela, siguiendo un patrón común de asentamiento desde el Neolítico y la Edad del Bronce; pueden encontrarse cantos tallados pertenecientes al periodo del Paleolítico Inferior y lascas y láminas trabajadas desde el Paleolítico Medio (hace 40.000 años).

La primera referencia documental que tenemos de la existencia de Socuéllamos, son los privilegios repobladores concedidos por la Orden de Santiago y su Maestre Juan Osórez a finales del siglo XIII (1298), que consistían en que todo aquel que construyera una casa y plantara dos aranzadas de viña estaba exento de todo pecho y tributo salvo el diezmo al Monasterio de Uclés. Estas franquezas permanecieron en vigor incluso con el emperador Carlos I.

Hasta 1468, en que la población tenía noventa vecinos, no volvemos a tener noticias del núcleo, aunque se sabe que no se despobló. Sí lo hicieron, sin embargo, el resto de poblaciones cercanas, como Pedro Muñoz, Manjavacas, Villarejo Rubio y Vejezate.

En el año 1478, el Comendador de Vejezate, Lorenzo Mexía, en plena Guerra de Sucesión Castellana, decide que no dispone de medios suficientes para defender la Torre de Vejezate por lo que la destruye y la abandona, empleando los 200.000 maravedíes que le había entregado la Orden para reconstruir la Casa-Encomienda de Socuéllamos. Esto supone, de hecho, un nuevo cambio en la cabeza de la encomienda santiaguista.


El Socuéllamos de entonces, dependiente del Tribunal de Cuenca, es uno de los pueblos de toda Castilla-La Mancha con mayor actividad inquisitorial, debido a la llegada de cuarenta familias moriscas a finales del siglo XVI, expulsadas de Granada por la rebelión de las Alpujarras de 1568.

Con la llegada de la Pequeña Edad de Hielo las temperaturas disminuyeron y aumentó la pluviosidad. Es el momento en el que se produce el hundimiento de las Lagunas de Ruidera y en Socuéllamos este hecho supone, al estar situado al lado de un río y sobre un acuífero muy somero, que se produzcan frecuentes inundaciones, epidemias y años sucesivos de sequía y carestía; provocando unas graves crisis en los años 1570 y 1585 y generalizadas durante todo el siglo XVII. Esta situación, unida a la crisis política provocada por los frecuentes pleitos con las villas vecinas y el endeudamiento endémico que esto conllevó, provocó que en 1708 estuviera a punto de desaparecer, quedando a salvo por el traslado en bloque de toda la población a lugares más elevados y abandonando el antiguo emplazamiento.

Durante el siglo XVIII tuvo lugar uno de los episodios modernos más importantes, en lo que a demografía y economía se refiere, de Socuéllamos. Desde 1530, los asentamientos de quinterías alrededor del pozo del Tomilloso fueron cada vez más numerosos. En 1589 se produjo el primer intento de independencia de Tomelloso, pagando una cantidad de maravedíes a la Corona, apelando Socuéllamos a esta concesión de independencia que ganó en 1592. Esta pedanía, que ya en el siglo XVIII superó en población a Socuéllamos, solicitó de nuevo la independencia, que le fue concedida en 1758, aunque su efectividad no se dio hasta 1769 cuando Tomelloso y Socuéllamos llegaron a un acuerdo sobre el término adjudicado a la villa y a la indemnización a pagar.

La Guerra de la Independencia Española (1808-1814) también dejó su huella: los socuellaminos junto con los vecinos de la comarca, integraron el ejército del Centro y fueron derrotados el 13 de enero de 1809. Esto posibilitó las visitas de diversas tropas del ejército francés a Socuéllamos para proveerse de víveres y otros menesteres, en el tiempo que duró la contienda, sin desarrollarse otros sucesos de gran importancia.

El despegue poblacional y económico de Socuéllamos vino con la revolución industrial y con la construcción del ferrocarril entre Madrid y Albacete (1851-1855) y posteriormente hasta Alicante (1858), hecho que provocó una mejora de las comunicaciones para la comercialización de los productos agrarios. El estallido de la Guerra Civil y los años de la dictadura supusieron un estancamiento de su economía, centrándose casi exclusivamente en la explotación agrícola. Los últimos años del franquismo y la llegada de la democracia implicaron el despegue económico de la ciudad, consolidándose como una de las más importantes de la provincia de Ciudad Real no solo en el sector primario sino también en los servicios.

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