ALCARAZ (Albacete)Castilla La Mancha

 

Vista aérea de Alcaraz

Plaza de Alcaraz
Declarada Conjunto Histórico-Artístico por Decreto de 28 de diciembre de 1945. Domina el conjunto histórico-artístico de Alcaraz, siendo una de las plazas más bellas de España. Es un rectángulo irregular, con arquerías en tres de sus lados (las lonjas). Tiene un estilo renacentista uniforme, de clarísima influencia italiana, que hace que el conjunto sea excepcional. Tiene los siguientes edificios:
  • Iglesia de la Santísima Trinidad.
  • Torre del Tardón.
  • Lonja de Santo Domingo.
  • Lonja de la Regatería.
  • Ayuntamiento.

Plaza de Alcaraz
La torre del Tardón, conocida también como torre del Concejo o torre del Reloj,​ fue levantada en 1555 con un estilo gótico-renacentista​ y se eleva en la Plaza Mayor de Alcaraz, justo enfrente de la torre de la Trinidad. La imagen que ofrecen ambas torres enfrentadas, la una junto a la otra, se ha convertido en el principal icono de Alcaraz, y una de las principales señas de identidad​ de la provincia de Albacete. Es la única obra documentada en la provincia de Albacete en la que intervino Andrés de Vandelvira.

Ayuntamiento
Es el edificio del actual Ayuntamiento. Consta de dos galerías de 5 arcos cada una.

Calle mayor

Vista panorámica del Real Monasterio de Nuestra Señora de Cortes

El Santuario de Ntra. Sra. de Cortes se encuentra sobre una antigua fortificación conocida como La Atalaya.
Se trata de un importante centro de peregrinación consagrado en el siglo XIII. Actualmente alberga la Comunidad religiosa de Dominicas de la Unidad y su Instituto Ecuménico.
El lugar es punto de quedada cada 8 de septiembre, cuando se celebra una multitudinaria romería.


Iglesia de la Santísima Trinidad y Santa María



Portada principal de estilo gótico flamígero

Iglesia de la Santísima Trinidad y Santa María

Esta iglesia de estilo gótico y renacentista data de los siglos XIV y XV. Es la única parroquia que queda de las doce que hubo en su momento y en la actualidad es sede arciprestal. Su nombre compuesto se explica por la unión de la más nueva de la parroquias alcaraceñas de la Santísima Trinidad, con la primitiva de Santa María que estaba ubicada a intramuros del alcázar. En su interior alberga esculturas góticas y tablas del siglo XVI, así como numerosa imaginería borgoñona, napolitana y sobre todo, salcillesca, conformando el rico museo parroquial. La obra gótica fue finalizada antes de 1492 y en ella trabajó Pedro Cobo. El templo consta de tres naves y cuatro tramos sin crucero, separados por pilares fasciculados. La torre, que se encuentra a los pies de la iglesia, posee un cuerpo, el primero, también de estilo gótico. La portada principal es de un estilo gótico muy avanzado, con decoración flamígera en las 

Restos del castillo de Alcaraz

Tumba de El Pernales y El Niño del Arahal en Alcaraz






Escudo de Alcaraz
 Escudo cuadrilongo de base circular. En campo de gules, un castillo, de oro, de tres torres, almenado, mazonado de sable y aclarado de azur; acompañado de dos llaves, de plata, una en cada flanco, guardas arriba, puestas en palo y unidas en punta por una cadena, de sable. Bordura de plata, con la inscripción "CLAVIS HISPANIAE ET CAPVT TOTIVS EXTREMATVRAE". Al timbre, corona real cerrada. 

En cuevas o salientes al sudeste de la ciudad, en la confluencia de los ríos de La Mesta y Escorial, a unos 3 km del actual núcleo urbano, hay restos de pinturas neolíticas que evidencian la temprana ocupación humana de estos parajes. Muy cerca de este lugar, en lo alto de un cerro, hay unas evidentes ruinas de lo que pudo ser un gran núcleo de población, actualmente no excavado ni estudiado. Hay estudiosos que sitúan aquí la ciudad íbera de Urcesa.

De la época romana es el Puente del Canto así como la vía que sobre él transitaba y que viene desde la antigua Mentesa Oretana (actual Villanueva de la Fuente) en dirección al Alcaraz Viejo (actual paraje de Los Batanes) donde se encuentran restos evidentes de una antigua población bastante saqueados y muy poco estudiados.

En el Museo Arqueológico de Albacete se encuentran algunas piezas expuestas, originarias de este lugar.

Alcaraz viejo se encontraba en el centro geográfico de la provincia de Orospeda. Posiblemente se le conocía con el nombre de Castaom o Castam. De este Alcaraz Viejo hay referencias en numerosos documentos medievales, y podría haber sido un reducto mozárabe bastante tardío.

Se conservan en la iglesia arciprestal de la Santísima Trinidad y Santa María, unas estelas funerarias visigodas en piedra magníficamente conservadas. También existe un jarrón litúrgico ricamente labrado, que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid.

En el siglo XII ya aparece citada Alcaraz con su ubicación actual, existiendo indicios de que se empezó a construir en época califal por los siglos X y XI. Parece ser que recibió el nombre por encontrarse en la sierra así llamada y no al contrario como pudiera pensarse, pues hay conocimiento de la existencia anterior del topónimo "Sierra de Alcaraz", Sierra de los cerezos. En esta época comienzan a cobrar fama las alfombras y telares de Alcaraz.

El tesoro de Canaleja, hallado en esta pedanía, es de época califal y está compuesto por numerosas monedas de plata.

En 1212 tiene lugar la batalla de Las Navas de Tolosa, y tras esta victoria cristiana, el rey castellano Alfonso VIII se dirige a la fortaleza de Alcaraz, y tras un azaroso asedio, conquista la plaza y entra en ella el 23 de mayo de 1213 por la puerta de Granada junto al Obispo de Toledo Ximénez de Rada. La población estaba gobernada por Aben Hamet, que tras su rendición y los acuerdos de la misma, fue escoltado por las tropas castellanas hasta Jaén.

A partir de esta fecha, serán los castellanos quienes hostiguen a los musulmanes, y se van repoblando los territorios vecinos, desde la fortaleza de Alcaraz, formándose el poderoso y extenso Alfoz de Alcaraz. Al mismo tiempo, se procede a la organización del concejo alcaraceño y se le dota de un fuero basado en el Fuero de Cuenca.

En la década de los treinta del siglo XIII, las tropas de la Orden de Santiago empezaron a incorporar varias villas de la actual Sierra de Segura, en la frontera norte del emirato murciano y del Campo de Montiel, al sur de La Mancha. A esta presión militar le siguieron una serie de campañas bélicas; a la conquista de Chinchilla de Monte-Aragón en 1242 le siguió un fuerte avance por las estribaciones segureñas.​

En el Tratado de Alcaraz (1243) entre los representantes de Ibn Hud al-Dawla, el emir de Murcia, y de Fernando III el Santo, se determinaba la entrada de tropas castellanas en los principales castillos murcianos.​

Alfonso X el Sabio concede en 1256 a Alcaraz un nuevo fuero, donde le daba al concejo el control de su territorio. Con este fuero refuerza la autoridad real en los concejos y se interpone entre éstos y los grandes señores feudales. De las prolongadas estancias del monarca y su corte en Alcaraz, según Juan Torres Fontes, da fe una de sus Cantigas, El niño de Alcaraz.​

En julio de 1379 la villa envía procuradores a las Cortes de Burgos a instancia de nuevo rey de Castilla Juan I, recién fallecido Enrique II de Trastámara, su padre. El mismo monarca, organizando la defensa del reino frente a las pretensiones del Duque de Lancaster, convoca las Cortes de Segovia de 1386, donde vuelven a hacer acto de presencia, junto al resto de representantes de las ciudades castellanas, los procuradores del territorio de Alcaraz.

Alcaraz recibe el título de ciudad en el año 1429 por concesión de Juan II. Su situación geográfica es estratégica y justifica los intentos de los nobles de apoderarse de la ciudad en los siglos XIV y XV.

Punto digno de resaltar es la profunda convicción de autonomía en las gentes de Alcaraz. Fue este el afán que impulsó al concejo a perderse en una lucha sin fin contra los intereses de la Orden de Santiago, y mantenerse firme ante las pretensiones de anexión del marqués de Villena y dirigir en 1444 un orgulloso alegato al príncipe don Enrique en petición de que la ciudad no fuese cedida. Sin embargo, no pudieron evitar que el rey entregara la fortaleza al marqués de Villena, hecho que se produjo en 1470. Cinco años después, en marzo de 1475, los habitantes de Alcaraz se levantan en armas contra el marqués, siendo la primera ciudad de Castilla en posicionarse en favor de los Reyes Católicos en su lucha por el trono contra Juana la Beltraneja apoyada por el marquesado de Villena.

Cada una de las partes mandó un ejército a estas tierras, venciendo los Reyes Católicos. Años después los Reyes autorizaban al derribo de las murallas y de la fortaleza para que no fuese jamás cedida a noble alguno. Se firmó en 1480 la capitulación de Diego López Pacheco y Portocarrero que hizo que Alcaraz recobrase sus aldeas: El Bonillo, Munera y Lezuza. No pudo con Villarrobledo pues ésta obtuvo el título de Villa en recompensa a su fidelidad.

Los Reyes Católicos le conceden el título de Muy Noble y Muy Leal, visitando la reina Isabel la católica la ciudad en el año 1495.

En el mes de marzo de 1475 los vecinos de Alcaraz tomaron las armas y cercaron la fortaleza, dominada por los hombres del marqués ... El rey envía un ejército de 500 caballeros y 300 peones al mando del maestre de Santiago, así como 500 lanzas. Por su parte el marqués reunió un ejército de 2000 lanzas y 4000 peones. Las tropas reales sitian el castillo, pero son sitiadas a su vez por las del marqués... llegan refuerzos reales y la fortaleza es tomada para la corona de los Reyes Católicos.

El día 10 de mayo el alcázar se entregaba al magnífico señor don Rodrigo Manrique, Maestre de la cavallería de Santiago, y al dicho señor Adelantado Pedro Fajardo, y al Obispo de Ávila, que en el cerco de la dicha fortaleza avían estado y estaban al servicio de los dichos señores Reyes.

La época de los Reyes Católicos
A principios del siglo XVI Alcaraz goza de numerosos privilegios otorgados por los Reyes Católicos. Destaca en esta época la construcción de la actual Plaza Mayor. Igualmente es de destacar el nacimiento en Alcaraz del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira.

En esta época, en la actual provincia de Albacete solo había dos poblaciones con más de 1.000 vecinos: Alcaraz y Albacete. No obstante esta importancia, fue inevitable que Alcaraz fuera perdiendo progresivamente varias de sus poblaciones: Peñas de San Pedro (1537), El Bonillo (1538), Munera (1548), Lezuza (1553), Barrax (1564), Ayna (1565), Bogarra (1573) y El Ballestero (1694).

El conflicto comunero
Durante la Guerra de las Comunidades la ciudad de Alcaraz se mantuvo leal al rey e hizo caso omiso a los mensajeros que Toledo envío reclamándoles apoyo.​ Eso sí, sus vecinos e inclusos sus regidores se opusieron a que el Corregidor Francisco de Mendoza impusiese sobrecargas tributarias para mandar tropas y pertrechos al ejército realista que combatía a los rebeldes en Castilla. Por otro lado, envío a la localidad de Peñas de San Pedro dos regidores acompañados de un pequeño contingente con el fin de evitar allí una inminente sublevación comunera, regresando aquellos a Alcaraz una semana después. El temor a un levantamiento dentro de la propia urbe llevó a que a inicios de septiembre de 1520 el procurador síndico pidiese al concejo de la ciudad que se tomasen medidas de seguridad, tales como reparar los muros y recoger en un lugar seguro del Ayuntamiento las armas que estaban en poder de particulares.

Por lo demás, consta que el Corregidor pudo finalmente recaudar la imposición extraordinaria citada, reforzando así las huestes realistas del prior de San Juan (que combatía a las fuerzas comuneras en el reino de Toledo desde comienzos de 1521) con 100 caballeros y 500 peones.


A la vuelta del rey Carlos I en 1522, Alcaraz intentaría sacar partido de su lealtad en el conflicto haciendo una serie de peticiones acerca del reconocimiento de ciertos privilegios dados por los Reyes Católicos, como eran la celebración de dos ferias anuales y un mercado franco semanal, entre otros, así como una antigua costumbre de poder envíar procuradores a la Cortes de Castilla. Estos pedidos, a excepción del último, y junto con la exención de pagar la contribución extraordinaria de 1518, fueron cumplidos por Carlos I, pero las crecientes dificultades financieras de la Corona les quitaron en ciertos casos utilidad práctica.

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