MIRA (Cuenca)Castilla La Mancha

 

Ayuntamiento de Mira

Ermita de la Piedad

Casa de Antón Martín
Hoces del río Mira

Embalse de Contreras

Paseo botánico Hoces de Mira


Escudo de Mira
Escudo cuadrilongo de base circular. En campo de sinople, torre de vigía en plata mazonada de sable y  aclarada de campo.
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De tiempos de la dominación musulmana no hay restos ni vestigios, exceptuando el sistema de regadío de las huertas que mantiene su estructura original sin sufrir apenas cambios, pero en lo alto del cerro a cuyos pies se halla el pueblo hubo un castillo, enclave defensivo del paso hacia Valencia. Ya en esta época Mira era dependiente de la ciudad de Requena. El castillo de Mira fue conquistado a los moros por el arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada en el año 1219. Dos años después, en 1221, el mismo arzobispo toledano entrega el castillo en feudo al noble aragonés Gil Garcés de Azagra, sobrino de los dos primeros señores de Albarracín.

La carta del Concejo de Teruel del año 1252, es una Carta de alianza entre el Concejo de Teruel y el de Mira sobre deudores y fianzas, y que informa de Gil Garcés II como dueño y señor de Mira. La carta se autentifica con un sello de cera del concejo municipal y del que hoy se ha elaborado el escudo de la Villa.

En un momento todavía no determinado, Mira deja de tener un señor y pasa a realengo. Posteriormente según el privilegio dado en Toledo por Alfonso X El Sabio el 6 de febrero de 1260, la villa de Mira pasa a ser agregada a la Comunidad de Villa y Tierra de Requena, quedando como aldea suya.

En el siglo XV Mira sigue considerado como lugar de Requena aunque con Concejo propio. El siglo XVI entra en Mira marcado por el nacimiento, el 25 de marzo de 1500, de Antón Martín, uno de sus hijos más ilustres, primer seguidor de la obra de San Juan de Dios y fundador de varios hospitales en Madrid. En este siglo se construye la ermita de la Piedad. En 1537, Carlos I otorgó a Mira jurisdicción propia con el término que tenía cuando era aldea de Requena que por esta real provisión deja de serlo.

Los siglos XVII y XVIII consolidan la población y su urbanismo y es cuando se construye el edificio del Ayuntamiento en la Plaza de la Villa, y la iglesia parroquial en honor a la Asunción de Nuestra Señora. Se sospecha que para estas obras se utilizaron materiales tanto del castillo como de antiguas ermitas. Actualmente en el cerro donde estaba el castillo, solamente queda la boca de un gran pozo que cuenta la leyenda que desde él se inicia un túnel que baja por el interior de la montaña hasta el río Mira. Ese pozo es conocido en el pueblo con el nombre de Pozo Mortero.

Como en el resto de la comarca el siglo XIX lo marcó la invasión napoleónica y las guerras carlistas, mientras que el siglo XX, tras la Guerra Civil y el período posterior de actividad de los maquis, de tanto interés en toda la zona, la despoblación hacia las grandes ciudades como Valencia y Barcelona fue el elemento predominante.


Actualmente, el pueblo de Mira junto a sus pueblos vecinos se encuentra en un proceso de desarrollo rural, novedoso y moderno, y en el que se tienen grandes esperanzas de futuro para un desenvolvimiento sostenible de los recursos naturales, culturales y socioeconómicos.

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