CIUDAD REAL (Castilla La Mancha)

 

Palacio de la Diputación Provincial

Pórtico del Palacio de Medrano

 Vista del aeropuerto

Iglesia de San Pedro
Está declarada como Bien de Interés Cultural desde 1974,
Mandada a construir por los Caballeros de la Flor y Nata de Ciudad Real (Velarde, Céspedes y Treviño) en la segunda mitad del siglo XIV

 Homenaje al emplazamiento del "Pozo de Don Gil" alrededor del cual surgió la ciudad, obra del escultor López-Arza

Jardines del Prado nevados

 Puerta de Toledo 
Resto de la antigua muralla medieval de la ciudad, dataría aproximadamente del siglo XIII


Convento de la Merced, actual museo
Fundado en 1613, en tiempos de Felipe III, por el capitán en las colonias de América don Andrés Lozano, quien a su muerte dejó 1.000 ducados para la fundación de un convento de Mercedarios descalzos. Las obras comenzaron en 1621, tras la adquisición y posterior demolición de varias casas ubicadas en su actual solar, poniéndose la primera piedra en 1622.

Catedral de Nuestra Señora del Prado
La Santa Iglesia Prioral Basílica Catedral de las Órdenes Militares de Nuestra Señora Santa María del Prado de Ciudad Real, iniciada en el siglo XV, es de estilo gótico, aunque posee elementos anteriores de estilo románico tardío pertenecientes al precedente de la catedral: la iglesia parroquial de época de Alfonso X el Sabio. Sobre esta se construyó la catedral, la cual se terminó a mediados del siglo XVI tras la construcción de las cubiertas de las bóvedas. No obstante encontramos también elementos posteriores, de estilo renacentistas y barrocos. Lo último que se construyó fue la actual torre, a principios del siglo XIX.

 Edificio del Banco de España de comienzos del siglo xx



Ayuntamiento de Ciudad Real

 Escudo en la fachada del Palacio episcopal

 Fachada del I.E.S. Santa María de Alarcos


Iglesia de Santiago. Dragones en el ábside

Jardines del Prado con la Catedral de fondo

Entrada al Museo

Museo Elisa Cendrero

 Museo López-Villaseñor.

Vista de la Plaza de Mayor 

Puerta de Toledo

Puerta del Convento de las Dominicas de Altagracia

 Monumento a Don Quijote y Sancho Panza

Pabellón Quijote Arena

 Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha 



En campo de azur, la figura de un rey, con espada y cetro en sus manos y sentado en su trono, bajo un arco de oro apoyado en dos columnas de plata con base y capiteles de oro, y rodeado de una muralla exagonal con seis torres igualmente de oro y con puerta de gules. Lleva bordura de gules con ocho castillos de tres torres almenadas de oro, aclarados de azur y mazonados de sable. Va timbrado con corona real cerrada.
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Inicialmente, en la actual ubicación de la ciudad, se encontraba un pequeño pueblo denominado Pozo (o Pozuelo) Seco de Don Gil. Este pueblo fue fundado mediante campañas de repoblación de las "tierras de nadie" que se efectuaron en la reconquista, y vio multiplicada su población tras el declive de la vecina población de Alarcos, a la cual pertenecía, en 1195. En el lugar donde se encontraba el pozo al que hace referencia el nombre de la antigua aldea, hoy existe una placa conmemorativa. Está en la plaza del Pilar.

El poder de las órdenes militares era entonces equiparable al de los reyes. El maestre de cada orden actuaba como señor feudal, y tenía derecho a recaudar impuestos en las tierras de su dominio. En esto no sería una excepción la principal orden en la zona, y la que ostentaba mayor poder: la Orden de Calatrava. Además su poder era tal, que podía ser una gran aliada (para proteger los límites del reino con Al-Andalus) o convertirse en un gran problema. En el año 1255, el rey Alfonso X el Sabio renombra el municipio del Pozo Seco de Don Gil, fundando Villa Real. Colocaba así el rey una villa de su propiedad, con fieles funcionarios reales, en los dominios de la Orden de Calatrava.


En su término municipal, a 8 kilómetros de la ciudad, se encuentra el cerro de Alarcos, antigua población ibérica y de importante valor arqueológico, también por su ermita y castillo medievales; sus inmediaciones fueron escenario de la batalla del mismo nombre, donde las tropas cristianas fueron derrotadas por los almohades (1195).

Una curiosidad histórica es que Villa Real, junto a Madrid (que fue Corte en el exilio) y Andújar, dejó de pertenecer a la Corona de Castilla, pasando a ser señorío de León VI de Armenia entre los años 1382 y 1391.​ Juan I de Castilla pagó el rescate de León VI de Armenia, cuando este fue capturado por los egipcios, en lo que fue la caída del último reino cristiano de Oriente. Como agradecimiento al rescate, León V acudió a Castilla a visitar a su liberador, Juan I, y este le otorgó el señorío de Madrid, Vilareal y Andújar​ hasta su muerte, sin posibilidad de heredarlo. Pero Enrique III recuperó la administración de los señoríos en 1391, tras las continuas quejas de los súbditos. Ese mismo año hubo un pogrom generalizado en las principales poblaciones de Castilla, incluida Villarreal, y numerosos judíos de su sinagoga decidieron convertirse al cristianismo para apaciguar los ánimos, al menos superficialmente.

Para encontrar el momento en que Villa Real recibe el título de ciudad, hay que remontarse a diciembre del año 1420, en el que el rey de Castilla Juan II le concede a Villa Real el título de ciudad, como premio a su apoyo en la guerra civil dinástica contra las órdenes militares, al enviar Villa Real unos 1500 hombres armados de su milicia en ayuda del rey, que se encontraba entonces secuestrado en el castillo de Montalbán. Desde entonces, Juan II otorgó a la villa el título de ciudad y un escudo con la leyenda «Muy noble, muy leal», pasando a llamarse desde entonces Ciudad Real. Los vecinos de Ciudad Real organizaron un gran motín contra sus paisanos conversos cuyos disturbios empezaron el seis de octubre de 1474. Ese día, los alborotadores surgieron de varias casas y conventos de la ciudad, lo que hace pensar que no fue espontáneo y seguramente existía la intención de ejercer el pillaje contra ellos y sus pertenencias. La ciudad tendría entonces una población aproximada de 8000 habitantes. En 1475 se confirman los privilegios de la Santa Hermandad Vieja de Ciudad Real por parte de los Reyes Católicos, quienes establecen además en ella una de las dos Reales Chancillerías de Castilla (1494), luego trasladada a Granada (1505), y la sede del tribunal de la Inquisición (1483), luego establecida en Toledo (1485). El padre Fidel Fita y el profesor Haim Beinart estudiaron la tremenda represión que sufrieron los criptojudaizantes en la ciudad entre 1483 y 1485.

En 1508 se padeció una espantosa inundación. Durante la guerra de las Comunidades se mantuvo leal a Carlos I por lo menos hasta enero de 1521. Las invitaciones de la Santa Junta, que ordenó el 28 de diciembre escribirle cartas a su concejo, y la negativa de los virreyes de concederle ciertas peticiones, la motivó a que se uniese al bando rebelde. Así, Consejo Real criticó al concejo de la Mesta cuando ésta quiso reunirse en Ciudad Real, porque consideraba que la villa no ofrecía las seguridades necesarias.

En 1691, Ciudad Real fue nombrada capital de la provincia de La Mancha al tiempo que esta era creada.

Entre los días 26 y 27 de marzo de 1809 tuvo lugar la batalla de Ciudad Real, entre las tropas imperiales de Napoleón y el ejército español y la Milicia de Ciudad Real en los puentes del Guadiana, en la que se enfrentaron más de 5000 hombres de ambos bandos, siendo después Ciudad Real tomada por las tropas napoleónicas y ocupada por una guarnición militar de caballería hasta el año 1813. Tenía esta guarnición su cuartel, en el edificio creado por el cardenal Lorenzana y que hasta la llegada del ejército napoleónico fue Hospital de Misericordia y convento.

Fue en 1833 cuando se modificaron los límites provinciales y se creó la provincia de Ciudad Real tras el decreto del ministro Javier de Burgos. En 1843, gracias al regente general Baldomero Espartero, se inauguró en Ciudad Real su primer Instituto Provincial de Educación. Fue tras la petición del alcalde señor Maldonado y tras la desamortización del Convento de los Mercedarios Descalzos, también Hospital. Este edificio fue el que había creado el cardenal Lorenzana y que desde la invasión napoleónica en 1809, era cuartel. El día primero de abril de 1842 se inauguraba la Escuela Normal de Ciudad Real que se instalaba, como lo hiciera el Instituto, en otro edificio desamortizado, el antiguo convento de San Juan de Dios, en el número 12 de la calle Dorada. En los años inmediatos se plantearía en toda España la necesidad de que se creasen también Escuelas Normales de Maestras. La primera Normal de Maestras se creaba por Real Decreto de 24 de febrero de 1858. Tuvo a dos directoras sucesivas: Alfonsa Latur y Adela Riquelme O'Anley.

En la década de 1860 el ferrocarril llegó a la ciudad, primero con la línea Manzanares-Ciudad Real (1861) y posteriormente con la línea Ciudad Real-Badajoz (1866).11​ Años más tarde se inauguraría la línea Madrid-Ciudad Real (1879),​ lo que convirtió al municipio en un importante nudo ferroviario. De esta época destaca la construcción de la llamada Estación Nueva, en el parque Gasset, si bien en 1880 se inauguró la estación definitiva de la compañía MZA (situada en la ronda de Ciruela), que durante más de un siglo sería la principal estación de ferrocarril de Ciudad Real. Esta última sustituía a la primitiva construcción que había sido inaugurada en 1863.

Con la llegada del ferrocarril a Ciudad Real se secaron, gracias a él, las lagunas de las Terreras, que se decía eran un foco de infecciones y muertes, sobre todo infantiles en el cercano barrio del Perchel. En 1866, Isabel II visita Ciudad Real, alojándose en el antiguo convento de la Merced. Al mismo tiempo, se reconstruyen partes de la muralla y se inaugura el nuevo Ayuntamiento de Sebastián Rebollar. El 18 de noviembre de 1875, el papa León XIII crea la diócesis de Ciudad Real y la iglesia de Santa María pasa a ser la sede de la diócesis en 1877, en 1887 Ciudad Real se dota de un casino. En 1905, en el III Centenario del Quijote, visita Ciudad Real el monarca Alfonso XIII.

Entre 1912 y 1920 se imprimieron los números de la revista ilustrada Vida Manchega que reflejaron bastante bien la idiosincrasia de la Ciudad Real de principios de siglo. En 1929, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se produjo la rebelión del Regimiento de Artillería de la ciudad. Durante la Guerra Civil (1936-1939) la ciudad permaneció en territorio leal al Gobierno republicano y ciertos sectores se referían a ella como «Ciudad Leal», «Ciudad Libre» o «Ciudad Libre de La Mancha»,​ aunque nunca se cambió su nombre de forma oficial. Entre otros, durante la Guerra Civil fue asesinado por grupos incontrolados el obispo Narciso de Esténaga. Tras la Guerra Civil, sin embargo, entre 1939 y 1943, la represión fue mucho más dura, una de las que más en todo el país: 4000 ejecutados en toda la provincia, según un estudio de la UNED,​ de ellos casi mil en la propia Ciudad Real, según refiere otro estudio.​ De ellos, un 60 % eran socialistas, un 15% comunistas, un 19% de anarquistas y el resto republicanos.​

La ciudad conserva, por la falta de cuidado en épocas pasadas, solo algunos vestigios históricos, como varios lienzos de la muralla y la puerta de Toledo (s. XIII), la casa de Hernán Pérez del Pulgar (s. XV), la casa real de la Caridad (s. XVIII), la iglesia de la Merced (s. XVIII), la iglesia de San Pedro apóstol (s. XV) o la iglesia de Santiago apóstol (s. XIV), que contiene una techumbre mudéjar con motivos heráldicos y algunos frescos. La sede de la Diputación provincial es un proporcionado edificio neoclásico de finales del siglo XIX.

No se ha conservado el antiguo convento de San Francisco, muy remodelado, pero que era uno de los más antiguos y de mayores dimensiones de su orden en España. Poseía la ciudad un notable alcázar, del que hoy solo queda el arco de entrada a uno de sus torreones, y los túneles subterráneos y aljibes del castillo, descubiertos recientemente en las obras de construcción de un aparcamiento. De estos últimos nada quedará cuando se finalicen las obras del aparcamiento.

Aunque los restos históricos son pocos, se nota que la ciudad fue importante en sus orígenes. No en vano, fue sede del Tribunal de la Inquisición o Santo Oficio. Honor que, aunque hoy se antoja muy dudoso, se concedía únicamente a la ciudad de confianza para el poder. La sede del Santo Oficio se encontraba en el lugar donde hoy se ubica la delegación de Hacienda, frente a la iglesia de San Pedro.

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