MOLINA DE ARAGÓN (GUADALAJARA) Castilla La Mancha

VISTA GENERAL, EN LO ALTO EL CASTILLO

CASTILLO

También llamado: Fortaleza de Molina de los Caballeros. Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.
El origen de esta fortaleza se remonta a un alcázar que levantaron los andalusíes sobre un antiguo castro celtibérico entre los siglos X y XI, y en el que situaron su residencia los reyes que gobernaban esta taifa. El historiador árabe Ibn al-Atir habla del «caíd Ibn Galbun» como defensor de Córdoba ante su ataque por parte de Alfonso VII de Castilla. Este caíd Ibn Galbun, evidentemente, se ha relacionado con el Abengalbón del Cantar de mio Cid, de quien se dice que «tiene» a «Molina» y se le describe como amigo y colaborador en empresas bélicas del Cid del Cantar, con el título de «alcaide»

Es el castillo más grande de los que quedan actualmente en Guadalajara. Situado en una ladera que domina el valle, posee una muralla exterior, con numerosas torres de defensa, que rodea el perímetro y que protege la fortaleza propiamente dicha. El castillo interior llegó a tener ocho torres, de las que se conservan restos de dos y otras cuatro en buen estado. Estas torres están comunicadas por un adarve almenado.

TORRE DE ARAGÓN

MONASTERIO DE SAN FRANCISCO
Fue fundado en 1284 por Blanca Alfonso de Molina, quinta señora de Molina y Mesa, que era hija del infante Alfonso de Molina y nieta del rey Alfonso IX de León.​ El monasterio quedó establecido en una zona de la ciudad conocida como el arrabal de San Francisco,​ que quedaba fuera del recinto amurallado.​ La fundadora del monasterio manifestó su voluntad de ser sepultada ante el altar de Santa Isabel de la iglesia de San Francisco, en el que estaba sepultada su hija Mafalda,​ y dispuso que dicho monasterio debería ser siempre habitado por monjes de clausura, ya que en caso de no ser así pasaría a manos del Cabildo de clérigos de Molina de Aragón.


Giraldo en el campanario del antiguo monasterio de San Francisco, que está coronada por el Giraldo, una veleta visible desde muchos puntos de la ciudad.

Puente viejo sobre el río Gallo, Siglo XIII

POSADA DE LOS COMUNEROS
La Posada de los Comuneros o Posada del Común de la Tierra (también conocida como Casa de la Plaza del Baño) es una mansión señorial del siglo XVIII situada en Molina de Aragón (Guadalajara, España).

Fue el lugar de residencia de los Diputados y oficiales del Común de la Tierra desplazados durante su mandato a Molina. Es un edificio de cuatro plantas con portada de arco de medio punto. Los huecos de la fachada principal se disponen en dos balcones en la primera planta y tres con peto corrido en la segunda. La fachada muestra la sillería hasta el forjado de la primera planta y en el resto se encuentra revocada en yeso y pintada de color amarillo.

Casa estilo Gaudí en Rillo de Gallo (Señorío de Molina, de Aragón)

Ermita de la soledad siglo XVII

Altísimo monolito, y entremezclado con las piedras el santuario de la virgen

Río Gallo


ESCUDO DE MOLINA DE ARAGÓN
 Cuadrilongo de base circular, partido 1º de azur, la barra de plata (no banda), acompañada de dos ruedas de molino, del mismo metal; 2º, de azur, un brazo defendido de oro, la mano de plata, teniendo entre los dedos índice y pulgar un anillo de oro. En punta, de azur, cinco lises de oro, puestas en aspa. Al timbre, corona real cerrada.


ESCUDO ANTIGUO
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Durante el periodo califal la zona, debió estar muy poco habitada, principalmente sus habitantes habrían sido bereberes arabizados según Menéndez Pidal. Posteriormente, con la desintegración del califato, se formó un pequeño reino de taifa, mencionado en el cantar épico del Mío Cid. Durante la Reconquista fue tomada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador en 1128.​ El heredero de Alfonso I, su hermano Ramiro II, optó por ceder a Castilla las tierras correspondientes al señorío de Molina. La repoblación la hizo pues la Corona de Castilla, por estar situada al oeste del Sistema Ibérico; posteriormente la zona retornó a manos musulmanas, concretamente almorávides.​ Alrededor de 1139, las tierras fueron tomadas de nuevo por Manrique de Lara, y la zona se constituyó en Señorío independiente, a favor de este,​ que otorgó fuero a la villa molinesa en 1142.​ Enrique II de Castilla donó a Molina a su lugarteniente Bertrand du Guesclin, aunque la plebe molinesa —en el contexto de la guerra entre Castilla y Aragón— se rebeló y se decidió poner bajo la soberanía de Aragón en el año 1366, culminando el proceso tres años más tarde con la aceptación por parte del rey aragonés. De esta pertenencia proviene el nombre actual de la ciudad, antes conocida como Molina de los Caballeros.  Retornó finalmente a manos castellanas en 1375, al ser entregado el señorío en la dote matrimonial de Leonor —infanta de Aragón— en su matrimonio con el infante Juan de Castilla.

Durante la Guerra de Independencia, el comportamiento de resistencia de los habitantes a las tropas napoleónicas, motivó que estas, en represalia, incendiaran la villa. En reconocimiento, las Cortes le concedieron el título de "Muy Noble y Muy Leal Ciudad".


 

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